Winner´s Circle
Andaba yo por Córdoba cuando, hablando con los chicos de La Pcra, no pude resistirme a echar un vistazo a los muchos juegos que por allí tenían. Y allí estaba el Winner´s Circle, llamándome. Era algo así como "El hombre que susurraba a los caballos", pero al revés. Los caballos (o el aura de Knizia) me susurraban a mí: "Cómprame, tronco, que lo estás deseando". Y la verdad es que entre que lo estaba deseando y que Pol y Aidi invitan a que les compres, no pude resistirme y adquirí uno de esos juegos que hacía tiempo que tenía en mi lista de "los que van a caer tarde o temprano". Y fue temprano, claro.
Pues bien, Winner´s Circle es un juego de 2 a 6 jugadores recién reeditado (antes tenía un hermano que se llamaba Royal Turf) y que es, una vez más, una creación del doctor Reiner Knizia, que empieza a ser como alguien de la familia. Y es un juego de apuestas. De caballos y de apuestas. Y, claro, para un ludópata en potencia que no lo es porque aún puede más la responsabilidad que el vicio (esperemos que dure para siempre), era una compra obligada.
Las partidas duran poquito, unos 45 minutos, y se hacen divertidísimas.
Para no engañar a nadie, hay que aclarar que se trata de un juego ligero. Nada de estrategias propias de Napoleón y mucha dependencia del azar. Sí, ese elemento que tanto asusta a unos pero que, en mi opinión, mientras sea relativo y no un elemento primordial y básico, puede crear un gran juego.
En Winner´s Circle hay siete caballos en cada carrera. Y cada partida tiene tres carreras. En cada una de ellas, se sacan al azar (sí, otra vez) siete tarjetitas que corresponden a cada uno de los caballos que correrán y que tienen que ver con sus cualidades propias. Hay muchos tipos de caballos diferentes. El tema es que cada una de sus cualidades (cuatro distintas) se corresponde con un símbolo en un dado de seis caras. Antes de comenzar cada una de las carreras, cada jugador apuesta. Se hacen tres apuestas (o cuatro en la modalidad de apuesta oculta) por jugador. No se puede repetir pero sí que pueden coincidir las apuestas de los distintos jugadores. La apuesta no es sólo a caballo ganador sino que es a los que quedan primero, segundo y tercero (dependiendo de el puesto en el que queden y de el número de apuestas existentes para ese caballo, cada apostante ganará al final de la carrera un dinero proporcional a sus apuestas y a las apuestas totales que hubiera sobre él).
Y comienzan a correr. Para ello, cada jugador, en orden, va tirando el dado. Dependiendo de lo que salga, él decide qué caballo mueve. El caballo moverá tantas casillas como indique la tarjeta en relación al símbolo que se ha obtenido en el dado. Y ese caballo no volverá a mover hasta que hayan movido los siete. Y he ahí el momento táctico del juego. Puedes mover aquél en el que más has apostado para que vaya subiendo o puedes hacer lo propio con aquel caballo que ha elegido algún rival y que tiene muy poco avance en el símbolo que has obtenido. Así evitas que avance posteriormente y lo dejas estancado. Difícil elección. Táctica pura que consigue así complementarse con el azar.
Cuando los siete caballos han avanzado, se continúa igual y así hasta que los tres primeros crucen la meta. Antes, el más rápido a mitad de carrera reportará 100 dólares más por apuesta a quien hubiera creído en él.
En definitiva, un juego rápido y dinámico, muy divertido, que mezcla azar con algo de táctica y que asegura un buen rato. Válido perfectamente para jugar entre dos pero que gana con más gente. Siendo pocos, hay más interés en putear que en ir a por el tuyo, mientras que con más gente hay mayor intensidad pero menos táctica. Para gustos...caballos.
Un juego recomendable, no muy caro (entre 20 y 25 euros) y que, además, viene con instrucciones en castellano.
Variante de apuesta oculta: sin lugar a dudas, el juego ha de jugarse con esta variante. En las instrucciones aparece al final y no es obligatorio hacerlo, pero este juego gana una barbaridad así. De esta forma, nadie sabe cuánto está apostando cada uno a cada caballo y, además, se añade una ficha de apuesta cero que sirve de engaño para los demás. Si se sabe jugar bien con ella, añade mucha tensión, suspense y divertimento.