viernes, mayo 26, 2006

Bohnanza

Sin lugar a dudas, Bohnanza es uno de los juegos más sencillos y divertidos que he catado. Se trata de un juego de cartas de 3-6 jugadores (o no, en eso no hay quien se aclare: unos dicen que pueden jugar dos, en la caja pone que 5...) que sólo cuesta algo más de 5 euros y que te asegura cientos de tardes y noches de auténtica risa. Las instrucciones están en español fácilmente (aunque si controlas el inglés, te enterarás mejor de algunas cosas).
El mecanismo es tan sencillo como aparentemente absurdo. Somos unos profesionales del cultivo de judías, tenemos dos campos de sembrado (podemos comprar un tercero si pagamos) y tenemos que cultivar en ellos nuestros frijolitos (hay bastantes tipos distintos) para luego venderlos y sacar pasta. El juego lo gana quien consigue más dinero al final de la tercera ronda. En el juego hay tres fases diferenciadas: plantación (sólo se pueden plantar en un campo judías de la misma especie), mercado (con los otros jugadores) y recolección (robar cartas). El gran triunfo de este juego es la regla que obliga (siempre que no haya algún mamón tramposo entre los jugadores) a mantener en la mano el orden de las judías según las vas robando, de tal manera que al principio del turno de cada jugador se vea obligado a plantar siempre la primera que tenga. Para ello, o vende lo que tiene o pone una que coincida (que es lo suyo).

Y ya está. No hay más. Aunque a primera vista puede parecer una gilipollez de juego, lo cierto es que luego no te puedes parar de reir. Como siempre te encuentras con cartas que no quieres y que te obligan a plantar si no te la quitas del medio, estás obligado a negociar (e incluso regalar) en cada turno. Y las negociaciones de judías son una risa. Nada que ver con las del Catán o similar. En serio.

En fin, que un juego imprescindible en cualquier ludoteca digna que se precie. Por precio, por diversión y por calidad. Gustará a todos: a los que no conocen este tipo de juegos, a los que son unos amantes de la estrategia pura (para relajar neuronas) y hasta a la familia.

martes, mayo 16, 2006

Una mala racha

Es curioso esto de la suerte, el azar, la coña, la mala pata, el destino, la casualidad...o lo malo que soy jugando de vez en cuando.
Aprovechando que en Madrid el pasado lunes era fiesta (San Isidro Labrador, poco mordedor), me fui con unos amiguetes a pasar unos días de playa. Sí, de puente. Aunque el sol y el mar también llamaban la atención, lo cierto es que cuando mis amigos me llamaron para decirme que si nos acoplábamos, los planes se veían venir: "Ah, por cierto, no te olvides de pillar los juegos". Y, claro, no lo hice.
Así, entre paseo por la playita, cervecita y aperitivo (y alguna partida al Pro Evolution), nos echamos una buena timba variada. Hubo un poco de todo: Bohnanza, Razzia, Catán y Carcassonne fueron, esta vez las estrellas.
Las partidas fueron variadas y muy distintas pero, si hubo un rasgo común en todas ellas fue...que perdí. Era muy fuerte: perdía, perdía y volvía a perder. La mofa era, lógicamente (yo hubiera hecho lo mismo) constante.
Pero vamos, que en el fondo perder era lo de menos (¿suena creíble? -es por si lo leen los vencedores-). Lo cierto es que entre unas cosas y otras, lo pasamos en grande. Me quedé con ganas de echar un Caylus pero, como suele pasar a veces con este tipo de juegos era "demasiado denso" para tomar entre copas.
El Bohnanza fue la sorpresa de la jornada, la verdad. Es increíble lo bien que funciona para pasar un rato sin tener que pensar mucho y con una cervecita al lado (con dos, ya no te digo...). La gente lo pide a gritos. Algo así como con el Razzia. Quizá es porque son rápidos y distendidos. Pero triunfan.
Como la paciencia. En la última partida (fue un Catán), justo antes de emprender el regreso a mi ciudad, a mi día a día, a mi curro, gané. Y, oye, que me sentí de bien...

Moraleja: jugar mola; jugar mola mucho. Me lo paso en grande. Lo importante es participar...Pero coño, alguna habrá que ganar.

viernes, mayo 12, 2006

Razzia


Razzia es un juego diseñado por Reiner Knizia, uno de los autores más prestigiosos del panorama lúdico alemán. Y es de subastas. Ahí está su principal argumento, junto con que puede ser jugado desde 2 hasta 5 jugadores. Además, cuesta menos de 6 euros en las tiendas alemanas online. Aunque está en alemán, es absolutamente independiente del idioma y las reglas pueden ser encontradas perfectamente.

Los jugadores representan a las familias más chungas de la mafia y han de ir consiguiendo formar su imperio. Para ello, han de ir comprando mediante subastas a sus miembros (gangsters, lumis, conductores, coches, joyas...).
El botín se va poniendo encima de la mesa y cuando un jugador lo decide (subasta judicial) o cuando sale un policía (Razzia - redada) hay una subasta. Los jugadores pujan con sus cheques y quien más pague, se hace con él.
Hay tres rondas, al final da cada una de las cuales se hace un recuento. Cada una de las piezas del botín otorga unos puntos (o los resta si no están bien combinadas) y gana quien más puntos tiene al final, o sea, quien mejor ha diseñado su familia de mafiosos.

Un juego más que divertido, muy interactivo y, sobre todo, rápido e intuitivo. Se pone en marcha en unos minutillos y las partidas no duran mucho más de 20 o 25 minutos. Quizá el único problema que tiene (y no es un problema salvo para los vagos como yo) es que hay que apuntar en un papel los puntos de victoria y, para más ende, sumarlos (yo es que soy de letras...).

Altamente recomendable para conocer los juegos de subastas.

Roma


Roma, antes llamado Revolt in Rome, es un juego de cartas de dos jugadores ambientado, lógicamente, en la Antigua Roma.
A mi modo de ver, es uno de los juegos exclusivos para dos jugadores más brillante y entretenido. Al menos, de los que he jugado.
Su precio es asequible (en España está por poco más de 20 euros y en Alemania se puede conseguir bastante más barato), está editado en versión multiligüe, incluido el español (aunque la traducción de las instrucciones es bastante lamentable) y la calidad de sus componentes es impresionante.

Se trata de un juego que integra perfectamente la estrategia con el azar, ya que, aunque en todo momento la suerte en las tiradas determina las acciones a realizar, la buena gestión y la facilidad para cambiar de estrategia sobre la marcha es fundamental para conseguir la victoria. Para ganar, hay que conseguir más puntos que el rival, pero como la partida se acaba cuando se acaban los puntos de victoria de la banca o cuando uno de los contendientes se queda sin ellos, las estrategias pueden ser muy diferentes en cada una de las partidas.
Las cartas pueden ser de personajes o de construcción, y cada una de ellas ofrece una acción distinta a quien la posee (siempre y cuando sea activada con una tirada de dado).

Las partidas suelen ser bastante rápidas (media hora o poco más), aunque hay ocasiones en que se pueden hacer más largas (si existe gran igualdad y nadie consigue decantar la balanza hacia su terreno).

Bang!


El Bang! es otro juego de cartas ambientado en el lejano oeste americano (o, qué coño, en los spaguetti westerns almerienses) que da para muchísimos ratos de cachondeo. Su principal valor es que no es nada sesudo y que es genial para echarse una partidita entre juego y juego o en los días en los que no apetece mucho pensar. Además, gusta mucho a todo el mundo y, lo mejor de todo, es su precio: 10 euros, aproximadamente. Luego, se pueden comprar varias expansiones, siendo Dodge City la más recomendable, al menos por mi parte.
Pueden jugar de 3 a 7 personas y su funcionamiento es muy muy sencillo (el único problema es que la versión existente está en ingés/italiano, por lo que hay quien puede tener problemas con los significados de las cartas): al principio de la partida se sortean los roles. Cada uno tiene una misión para toda la partida: el Sheriff tiene que eliminar a los malos, el ayudante del Sheriff dará su vida por salvar la de su jefe, el Outlaw (foragido, fuera de la ley) tiene como misión cargarse al sheriff y el Renegado ha de eliminar a todos (tiene que quedar él sólo para ganar). Salvo el Sheriff, los demás roles son ocultos (aunque a lo largo de la partida se irán desenmascarando según sus acciones -alguno intentará evitar que le descubran actuando ambiguamente-).

La mecánica del juego es rapidísima, ya que se van robando cartas y se va jugando con ellas. Las cartas de Bang! son las que permiten disparar y así poder quitar puntos de vida. Además, hay un sinfín de cartas más que permiten todo tipo de movimientos: evitar los disparos, recuperar vida, robar más cartas, mandar a alguien a la cárcel, etc.

Un auténtico triunfo para pasar grandes ratos. El mayor pero que le pongo es que, si se te da mal la cosa, puedes morir demasiado pronto y aburrirte hasta que los demás acaben. Quedar eliminado nunca es divertido...

Ciudadelas


Ciudadelas es un juego de cartas impresionante y que, afortunadamente, también está disponible en español. Además, su precio no supera los 20 euros, por lo que es una compra casi obligada para cualquier grupo de juego.
Su principal valor, en mi opinión, es que pueden jugar desde 2 personas hasta 7 e incluso 8 sin perder ni un ápice de interés. De hecho, jugando 2 puede parecer casi un juego distinto a cuando juegan muchos.
En Ciudadelas, hay que ir consiguiendo hacer crecer tu distrito para convertirlo en el mejor de toda la ciudad. Para ello, hay que ir aprovechando las cualidades de cada uno de los personajes que se pueden elegir.
Porque, al igual que el Caylus, el Ciudadelas es un juego en el que la elección de roles es su mayor atractivo. Puedes ser el Asesino, el Ladrón, el Mago, el Rey, el Obispo, el Mercador, el Arquitecto o el Condottiero (en la segunda edición, la que se vende hoy en las tiendas, hay otros ocho personajes más que pueden sustituir a su par, añadiendo nuevas posibiliades al juego). Los personajes se eligen uno a uno por cada uno de los participantes (aleatoriamente se van eliminando algunos y otros los eliminan los propios jugadores), de manera que cada uno va a ser un personaje distinto (o el mismo) en cada turno. Además, los personajes hacen acto de presencia en el juego siempre por el mismo orden, algo que siempre hay que tener en cuenta. Como se puede suponer, cada personaje tiene una capacidad específica, una ventaja que ningún otro jugador puede tener ese turno, y de la que hay que intentar aprovechar al máximo para conseguir el máximo beneficio.

El mayor problema que puede tener este juego, sólo cuando hay muchos jugadores, es que si la gente tarda mucho en elegir, las esperas se pueden hacer eternas.
De todas maneras, estamos hablando de un juego de complejidad media que, a mi entender, puede dar muchas horas de diversión.

Caylus

El Caylus es el juego revelación del pasado año, como denota el hecho de que en poco tiempo ha conseguido colarse en el segundo puesto en la clasificación de la boardgamegeek, la web de referencia en este mundillo, sólo por detrás del Puerto Rico, del que ya hablaremos más adelante.
Caylus es un juego espectacular en el que pueden participar de 2 a 5 personas.
Sin lugar a dudas estamos ya hablando de un juego mucho más complejo que los hasta ahora comentados. No es recomendable que alguien que nunca haya jugado a Eurogames comience su andadura con esta obra maestra. Podría agobiarse y aturullarse con tantas reglas y fases. Sobre todo de inicio.
Porque cuando uno lee o explica las reglas por primera vez, parece que va a ser muy difícil. Sin embargo, no es cierto. En cuanto te pones a jugar, a los dos turnos ya has dominado cada una de las fases. Son bastante intuitivas.

Caylus es una ciudad medieval en la que se está construyendo un palacio real. A consecuencia de eso, la ciudad va creciendo. Así pues, el juego consiste en ir construyendo la ciudad a lo largo del camino y, al mismo tiempo, ir construyendo el castillo. Para ganar hay que conseguir más puntos de prestigio que los demás, y los puntos de prestigio se pueden conseguir de distintas maneras: construyendo edificios en la ciudad, construyendo en el castillo, etc.

Se trata de un juego en el que destaca el modelo de elección de turnos. Los jugadores tienen varios trabajadores en su mano que han de ir colocando en el tablero para que realicen su tarea en cada turno. Como no puede haber más de un jugador en cada casilla (salvo excepciones), los roles se van agotando y cada jugador debe decidir en un instante qué es lo que quiere hacer en cada momento. Porque de la decisión presente depende todo el futuro.
Poco a poco hay que ir recolectando materias primas para ir construyendo edificios, hay que ir manteniendo un equilibrio económico para poder pagar a los currantes, hay que ir consiguiendo favores reales para conseguir beneficios, hay que sobornar al preboste (elemento fundamental en el juego) y hay que estar pendiente del avance del comisionado (juez y parte).

En fin, un auténtico juegazo. Sus partidas son algo más largas que las de los juegos ya comentados, y en ocasiones pueden durar varias horas.
El juego está editado en alemán y en inglés, pero es totalmente independiente del idioma (las instrucciones está fácilmente localizables en boargamgeek o en la bsk).
Si lo compras en España, no bajará de los 30 o 35 euros, pero en las tiendas online alemanas lo puedes conseguir por poco más de 20.

Carcassonne


El Carcassone es otro de los juegos perfectos para comenzar a descubrir los Eurogames. De hecho, es mucho más sencillo de explicar, incluso, que el Catán.
Carcassonne es el nombre de una ciudad medieval francesa (real). En el juego, los jugadores (de 2 a 5) tienen que ir construyendo esta ciudad sobre la mesa e ir situando ciudadanos en ella.
Su mecánica es tan sencilla como brillante: el tablero no existe, se va creando con las fichas que cada jugador va colocando. Cada una de ellas tiene un dibujo distinto (caminos, parte de una ciudad, prados) y la única limitación que tienen los jugadores a la hora de situarlas en la mesa es que han de colocarlas siempre, inexorablemente, junto a otra ficha que cuadre; es de cir, que la construcción de la ciudad ha de ser coherente, por lo que los edificios casan con los edificios, los caminos con los caminos, etc. Como las fichas están excepcionalmente diseñadas, las posibilidades son amplísimas.
En el momento en que un jugador pone una ficha de ciudad en el tablero (está obligado a hacerlo en cada turno), tiene la opción de bajar una ficha de ciudadano y situarla en alguno de los recintos de los que se compone la ficha que acaba de bajar (sólo si la unión de su ficha con las anteriores no provoca que ese terreno pertenezca a un jugador previo).
Y eso es todo. Se van consiguiendo puntos por las construcciones que se van realizando y gana el que más consiga cuando se acaban todas las fichas.

Es un juego original, sencillísimo, divertido, interactivo y rápido. No hay pausas ni tiempo excesivo entre las rondas.
Además, es otro de los que están publicados en español por Devir y su precio no supera los 20 euros.
Luego, como suele ser habitual, han publicado muchísimas expansiones. En Boardgamegeek, como es lógico, están todas ellas.

Carcassonne The City

Además de las expansiones arriba mencionadas, en los últimos tiempos han publicado otros juegos completamente nuevos e independientes del original con alguna variación.
Es el caso de La Ciudad, una de mis últimas adquisiciones.
Lo que más destaca de este juego, a priori, es su espléndida presentación, casi de coleccionista. Con una preciosa caja de madera y unos componentes más que cuidados.
Si decidí comprármelo es porque no tenía en mi poder el original y prefería comprarme uno distinto para tener algo más en la ludoteca que compartimos en nuestro grupo de juego.
En La Ciudad, la mecánica es muy similar al original, pero con ciertas novedades: los mercados, los barrios residenciales y, sobre todo, la muralla. El desarrollo del juego es muy similar al del Carcassonne puro, con la diferencia de que a partir de cierto momento (una vez se han colocado las primeras 30 losetas) se comienza a construir una muralla que delimita la ciudad.
Lo cierto es que también me pareció un juegazo. La idea de la muralla es genial, ya que a la hora de construir hay que ir pensando en la posibilidad de que tus barrios pueden ser cerrados por ella.
La Ciudad es un juego para 2-4 jugadores y su precio es bastante más elevado. En España no se consigue por menos de 40 euros, pero pidiéndolo a Alemania, se puede conseguir por 30.
Es, sin duda, altamente recomendable.

Los Colonos de Catán


Como no podía ser de otra forma, el primero de mis análisis va a ser el de Los Colonos de Catán (también Descubridores de Catán).
El "Catán", término con el que todos conocemos el juego tras una partida, es el título perfecto para descubrir este mundillo. Y aunque para los expertos suele terminar pareciendo repetitivo o demasiado azaroso, lo cierto es que estamos ante un juego de culto, responsable de la adicción posterior de todos los que lo "catan". Es adictivo, divertido, de reglas sencillas, estratégico, interactivo y dependiente de la suerte.
Catán es una isla que ha de ser conquistada. Para ello, los jugadores se ven obligados a ir construyendo caminos y poblados (que pueden ser transformados en ciudades). Para ello, han de ir consiguiendo materias primas (cereal, mineral, arcilla, madera y ovejas). La obtención de los recursos es mediante una tirada de dados (de ahí la importancia del azar), pero en todo momento es posible la negociación (de ahí la interactividad), tanto con los demás jugadores como con la banca.

Las partidas suelen durar entre 45 minutos y una hora.
El mayor de los defectos, para mí, es que en la versión original sólo pueden jugar 3 o 4 personas. Se puede comprar (en Alemania, o través de alguna tienda online) una expansión que permite el juego a 5-6 jugadores.
Es uno de los pocos juegos que tiene su edición en castellano, publicada por Devir. Posteriormente, han salido varios juegos nuevos apoyados en sus principios básicos pero con distintas opciones, más densos: Ciudades y caballeros o Seafarers.