Power Grid (Funkenschlag)
El fin de semana pasado fue el del descubrimiento del Power Grid. o Funkenschlag para los teutones. Lo cierto es que pese a ser mucho más fácil nombrar a este juego en inglés, como que mola mucho más decir su nombre en alemán. Es de esas palabras alemanas de toda la vida que parece mentira que ellos mismos la sepan pronunciar.
El Power Grid es, básicamente, un juego totalmente imprescindible si se quiere conocer el verdadero fundamento de esto de los juegos alemanes. Y yo sin haber jugado hasta hoy.
Power Grid es un juego de tablero en el que pueden participar de 2 a 6 jugadores y en el que cada partida no durará menos de dos horitas. Quizá eso pueda echar para atrás a muchos, pero que no se deje cegar por eso. Aunque es cierto que la duración es larga, las partidas se pasan volando. Es como una buena película.
La temática es muy sencilla. Imaginemos que somos el resultado de una opa hostil de Endesa a Gas Natural (ups...dejemos la política a un lado), o sea, que cada uno de los jugadores representa una compañía eléctrica que ha de suministrar luz a todo un país (Alemania o USA en el juego original, que viene con tablero reversible. Otro detalle más). Para ello, tenemos que ir comprando centrales que nos puedan generar electricidad, recursos o materias primas para que éstas puedan funcionar, distribuidoras que situaremos estratégicamente en los nodos de las ciudades (hay tres nodos por cada ciudad, y al principio sólo hay uno activo; luego, según se avanza, se habilitan los otros) y, después, como buenos empresarios, obtener ganacias para, posteriormente, reinvertirlos de nuevo en nuestro negocio y aumentar así exponencialmente nuestros beneficios.
Y así hasta que se alcance un número concreto de distribuidoras sobre el tablero (dependiendo del número de jugadores). Llegado ese momento, no gana ni el que más dinero tiene ni el que más distribuidoras haya comprado sino quien haya sido capaz de dar servicio al mayor número de distribuidoras.
Y esto es todo. La verdad es que, pese a parecer que va a ser algo muy complejo, sólo hay cuatro reglas y, en cuanto se echa la primera ronda, las demás salen solas.
Estamos ante un juego brillante porque mezcla muchos estilos, muchas mecánicas: la subasta (para conseguir las centrales), la compra (los recursos), la estrategia (para decantarse por unas centrales que produzcan poco y sean baratas o por otras que produzcan mucho pero sean caras, o para situar las centrales en cierta parte del tablero...), las mayorías (el juego se divide en tres fases. En la primera sólo puede haber un jugador en cada ciudad, en la segunda -cuando se han construido cierto número de distribuidoras- ya se pueden ocupar dos -pero no el mismo jugador- y en la tercera -cuando sale la carta que lo indica- se pueden ocupar los tres)...
Y además sirve para ejercitar la mente. Jugar al cifras y letras es pan comido comparado con las cuentas que hay que ir echando para saber lo que cuesta poner las distribuidoras (el primer nodo siempre vale 10, el segundo -a partir de la segunda fase- 15 y el tercer - a partir de la tercera- 20) y los enganches entre unas y otras, ya que siempre han de estar interconectadas y hay que pagar el precio establecido en el tablero (va desde 0 hasta veintipico, por lo que hay que tener claro lo que se puede uno gastar). Hay que saber muy bien el dinero que se tiene, lo que se quiere hacer con él y lo que se debe hacer con él si quieres que te dé para lo que pretendes hacer con él.
Pero es que eso no es todo. La creación del juego es tan sumamente inteligente que se ha ideado un modelo de rotación por turnos de manera que el jugador que, a priori, peor va durante la partida, es el que tiene la opción de comprar recursos más baratos para poder equilibrar la balanza. Así, siempre hay oportunidades para el más débil, igualando la cosa.
Y por si fuera poco, los materiales son bastante atractivos. Un gran tablero de buen material, unas cartas de centrales muy chulas y un buen puñado de fichas típicas de madera de distintas formas y colores. Quizá lo peor son los billetes, que parecen sacados del Monopoly y que podrían haberse currado más.
Power Grid es, además, totalmente independiente del idioma, y las instrucciones en español se pueden conseguir fácilmente en la BSK en Boardgamgeek.
Su precio, menos de 30 euros en las tiendas españolas, está más que compensado. Además, existe una expansión con los tableros de Italia y Francia, para darle una vueltecilla.
Como decía antes, estamos ante uno de los grandes juegos de mesa del momento. Su variedad, su tensión continua, o su sencillez no aparente lo convierten en todo un clásico y hacen comprender por qué éste es siempre uno de los juegos mejor valorados por la gente.