No thanks (Geschenkt)
Inauguramos año con una reseña de un filler. Uno de esos juegos con los que llenar un rato muerto y que asegura diversión. Y éxito. Y si no, que se lo pregunten a mi sorprendente éxito lúdico festivo durante la Nochebuena y alrededores: mis padres, tras varias partidas a este juego, me terminaron reclamando más y más. Tanto, que les lié hasta con un A través del desierto que, por cierto, también disfrutaron (pero este juego merece otra reseña que ya llegará).
Y es que este No thanks (o Geschenkt; mola muchísimo más este nombre, dónde va a parar...eso sí, no hay quien lo pronuncie) es un juego divertidísimo, rápido y sencillo, apto a todas luces para toda la familia. Se puede decir que es como una brisca o un tute, pero en alemán, que tiene su aquél.
En No gracias (ese poder patrio) sólo hay dos elementos: cartas numeradas (de 3 al 35) y fichas rojas (lo que da pie a que siempre alguien suelte el manido "yo soy la ficha rojaja...yo soy la ficha azul). Cada participante, de 2 a 5 jugadores, por cierto, recibe 11 fichitas que puede mantener ocultas durante la partida. Se retiran 9 cartas aleatoriamente para que nadie sepa qué números han sido retirados y comienza la partida.
El jugador que comienza el turno saca una carta al centro de la mesa. Observa detenidamente su número y decide si la quiere o si pasa. Si pasa está obligado a poner encima una ficha roja (por tanto, si no tienes fichas rojas no puedes pasar y estás obligado a coger la carta sea la que sea). Si pasa, el siguiente jugador tiene que tomar la misma decisión: y así sucesivamente hasta que alguien se decide a cogerla (conozco el signficado de esta palabra allende los mares pero, coño, aquí en España se dice siempre así).
¿Para qué se cogen? ¿Por qué interesa coger o no coger cada carta? He ahí el quid de la cuestión. Cada carta que cada jugador tenga en su espacio al final de la partida (cuando se acabe todo el mazo) contará un número de puntos negativos que se corresponderá con el valor de la carta. Si es un 8, 8 negativos. Si es un 33, 33 negativos. Pero, ah amigo, si consigues formar escaleras (35,34,33... o 12,13,14...) sólo contará la carta más baja de esa escala. Además, las fichas rojas también cuentan al final como puntos positivos que contrarrestan.
De esta forma, no siempre el que tiene varias cartas bajas gana, ya que alguien con cartas altas pero que consiga hacer escaleras interesantes y que acumule fichas rojas (por eso puede interesar coger un 33 pero que tenga encima 10 fichas, por ejemplo) puede resultar vencedor.
Y eso es todo. Es un juego en el que hay, por tanto, apuestas; decisiones importantísimas que te llevarán al más puro fracaso o al éxito dependiendo de la suerte, claro, y de tu saber hacer. Porque como hay 9 cartas fuera puedes apostar por hacer una escalera y que ese número que esperas no te salga.
Además, hay mucho de riesgo: aunque me interesa, dejo pasar esta carta para ver si me vuelve a llegar de nuevo con fichas encima...
Algo también de puteo (si se quiere jugar así, claro).
Y mucho de velocidad y juego directo. Las partidas suelen durar poco más de 15 minutos y se pasan volando, por lo que siempre, y digo siempre, se juega más de una partida seguida (aunque se enfríe la cena).
Qué más decir: pues que por el precio que tiene (de 6 a 9 euros habitualmente pero 3 euros en un ofertón en cierta tienda alemana) y su jugabilidad es totalmente imprescindible. Además, las cartas, como suele ser habitual, son de buen material.
Es uno de esos juegos que hay que tener. Es ideal para enganchar a nuevos jugadores y amenizar veladas. Una gran compra.
4 comentarios:
Me has convencido, tiene muy buena pinta. Acabo de comprarmelo junto con El Grande (otro que le tenia muchisimas ganas) en cierta tienda alemana.
Pues espero que después de haberte convencido luego te guste, jeje...que si no, la culpa me corroerá por dentro las entrañas. Ya verás que es un juego sencillote pero muy chulo. Y de El Grande, qué decir...un clásico. Además, ya lo dije por aquí, jeje.
Saludos.
Doy fe que es un juegazo...
Buena reseña, buena explicación del juego.
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